Piaget Joyería: Arte En La Joyería Y En La Relojería

En el pequeño pueblo de la Cóte-aux-Fées, ubicado en la región del Jura en Suiza, fue donde Georges Edouard Piaget decidió sentar las bases de lo que se convertiría tiempo después en una de las más grandes empresas del sector del lujo y la relojería de alta gama mundial.

Georges Edouard decidió instalar su primer taller de relojería en la granja de su familia y se empieza a dedicar a fabricar movimientos de relojería de alta precisión, que luego pasaría a proveérselos a marcas prestigiosas que no poseían la capacidad técnica para elaborar sus propios movimientos.

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A medida que iba creando la demanda de sus productos iban en aumento considerable. Y empieza a cruzar las fronteras de Suiza para convertirse en una de las mejores marcas de relojes y joyas de lujo del mundo entero.

Llegando un momento, Piaget elaboraba calibres para las más grandes casas de relojería suiza de su época.

Fiel a sus principios y filosofía de vida, y con la meta de “hacerlo siempre mejor de lo necesario”, Piaget se distinguió por preocuparse del cuidado de los detalles y afanarse por alcanzar la máxima calidad que existía para ese tiempo.

Estos principios y características las heredó Timotheé Piaget cuando se hizo cargo del taller para 1911. Pero es en la tercera generación de la familia Piaget, que la empresa se catapulta y da un salto importantísimo para convertirse en una de las más populares del mundo.

Nuevos comienzos para Piaget

En 1943, Gerard y Valentin Piaget, nietos de George, registraron como marca el apellido de la familia y su pequeña manufactura empezó a producir relojes firmados con la marca.

Sin duda fue la genialidad de estos hermanos lo que impulsó a Piaget a dejar atrás su vieja manufactura y construir una nueva fábrica en el año 1945, que lograra adaptarse a los resultados obtenidos por las movidas de expansión estratégica de la marca y su exploración en el ámbito del mercado mundial.

Piaget joyería y sus movimientos ultraplanos

Esos años marcaron para Piaget un nuevo y prometedor comienzo. Su nueva fábrica, más allá de aumentar los niveles de producción de la marca, promovió la introducción de nuevas y modernas técnicas relojeras.

Es así como en 1950, los relojeros que trabajaban para Piaget se convierten en especialistas por excelencia, de la fabricación de movimientos ultraplanos, y logrando la increíble tarea de reducir el tamaño de los mecanismos relojeros hasta ese momento.

Revolución en el corazón de los relojes

Aunque no parezca importante, esta pequeña revolución en el corazón de los relojes, en la que Piaget fue un impulsor, se reflejó el exterior de los mismos. Desde allí la Casa de lujo empezó a fabricar relojes con la categoría de joya; transportando en una liviana y delgada caja, toda la sofisticación, calidad y precisión de sus calibres y movimientos.

Hicieron su aparición el reloj moneda, el reloj anillo, el reloj broche y el reloj pulsera; en 1957 Piaget lanzó el modelo masculino denominado Emperador, el primer reloj iconográfico de la casa. Todos estos ejemplares fueron realizados con materiales nobles como el platino, el oro 18 quilates, entre otros.

Los relojes hechos joyas

Ya a punto de culminar la década de los 50's Piaget ya había logrado posicionarse, como una marca iconográfica de la relojería y joyería mundial, por su lujo, sofisticación, calidad y precisión.

En los años 60 la marca sorprende al mundo, al lanzar al mercado una colección de relojes con esferas de colores e incrustaciones de piedras semipreciosas como el lapislázuli, el jade, el ónice, el ojo de tigre y la turquesa. Además que empezó a fabricar y especializarse en el engastado de piedras preciosas y diamantes.

La revolución del cuarzo

La revolución del cuarzo cambió para siempre a la marca que nació en un pequeño pueblo del Jura suizo y lo convirtió en el líder de la relojería mundial; ya que la oportunidad de tener cajas más pequeñas con calibres más planos, aumentaron exponencialmente la posibilidad del diseño.

Su combinación entre alta gama de relojería y joyería la constituyó en una marca fundamental de este ámbito.

Sus diseños atrevidos, el vanguardismo y la innovación mantiene vivo el espíritu que Georges Edouard había puesto en el corazón de su pequeño taller en el agrícola pueblo suizo de Cóte-aux-Fées. El principio vivo de Piaget joyería es un legado que no se ha perdido “hacerlo mejor de lo necesario”.

El tiempo es oro

Desde sus inicios Piaget, se dedica a fabricar movimientos ultraplanos, que se han convertido en la firma de la Maison, y que sin dudad han dejado una huella imborrable en el mundo de la relojería de alta gama.

Para 1957, la casa relojera presenta en el mercado el calibre ultraplano 9P de cuerda manual, con 2mm de grosor y en 1960, Piaget lanza al mercado el calibre 12P, el movimiento automático más ligero y plano del mundo que cuenta con apenas 2,3 mm de grosor.

La Maison es reconocida por ser el rey del infinitamente pequeño mundo del tiempo. Y a cada paso demuestra su innovación y pericia técnica excepcional.

Piaget: Verdaderas obras de arte

Es gracias a lo pequeño, lo delicado y de reducido volumen, que estos dos calibres y todos los que le han sucedido, ofrecen infinitas posibilidades para los diseñadores de Piaget, permitiéndoles diseñar y crear verdaderas obras de arte como perfiles ultraplanos, esferas de tiempo, relojes tipo moneda, cajas de forma, entre muchas otras posibilidades inéditas.

Sin duda, los artesanos y diseñadores de Piaget joyería han sabido aprovechar muy bien todas las oportunidades que los avances en sus movimientos mecánicos han dejado a la luz, para crear obras de arte que han dejado una huella en la historia de la relojería de todos los tiempos.

Las joyas Piaget

De cada flor tallada, nace una historia única, ligereza y belleza en forma de oro, diamantes y piedras preciosas.

Ingenio elevado a la máxima potencia del lujo, estas son mis piezas preferidas de la colección inspirada en los cócteles, por sus formas, dimensiones y colores.